Recopilador
A.J. Megoz
Un día, un viejo hechicero tuvo una visión. Realizaría la mejor antología de conjuros que nadie, jamás, habría sido capaz de crear. Entonces recorrió aldeas enteras, conoció a un sinnúmero de seres. Todo ello con el fin de forjar una obra perfecta, sin igual.
En uno de sus peregrinajes halló una tienda colosal oculta en un lejano bosque encantado. Una vez dentro, su ánimo menguó al ver los estantes plagados de obras mejores y más grandes que la suya: versiones para brujos expertos, espacios para grandes clásicos y un lugar que ostentaba la incalculable cantidad de adaptaciones “light”, para aquellos novatos que tan sólo querían las más sencillas pociones.
Aunque desilusionado, el hechicero no se dio por vencido. Trabajaba año tras año frente a la tienda, buscaba una mejora en su oficio. De brujos expertos tomaba las mejores hazañas, las más brillantes ideas. En interminables noches de ardua labor, colocaba una enorme caldera al fuego e introducía en ella lo mejor de los ingredientes seleccionados; pero ensimismado en su trabajo, olvidó con el tiempo regresar a la tienda y luego de obtener lo necesario dejó a un lado el mundo exterior.
Años más tarde, cuando su mirada hacía rato que se había nublado, regresó orgulloso con su obra al lugar. Ahora los estantes habían sido reemplazados, los conjuros antiguos que creía perfectos estaban agrupados en un oscuro y lejano rincón. Los hechizos que tanto había perfeccionado parecían obra de elfos ignorantes frente a la infinita e inigualable colección que ahora tenía frente a sí.
Apreciable A.J. Megoz.
ResponderEliminarAgradecemos de antemano tu confianza para comentar los textos que tienes a bien enviarnos.
Desde mi punto de vista sería interesante narrar la visión que tuvo el viejo de tal forma que lo llevó a crear la recopilación.
En el segundo párrafo estaría estupendo detallar un poco los libros de conjuros.
Analiza si es conveniente cambiar a tiempo pasado los verbos: "Trabajó frente a la tienda, etc". No me queda claro que, primero, se haya quedado frente a la tienda y, al final del párrafo, "olvidó con el tiempo regresar a la tienda". Tampoco entendí el contexto de "y luego de obtener lo necesario dejó a un lado el mundo exterior."
Creo que un poco más de emotividad en el último párrafo no estaría de más.
El texto en sí tiene una buena secuencia, pero lo siento un tanto frío.
Recibe un cordial saludo.
¡Hola Megoz!
ResponderEliminar¡Qué gusto recibir otro texto tuyo!
Este cuento fantástico me agrada porque rescatas aquella literatura de magia que ahora se ve afectada por efectos mercantilistas.
Sin embargo, se me hace muy rápido. Considero que debes dar detalles a algunos elementos. Lo anterior sin exagerar y hacerlo aburrido.
¿Era un viejo hechicero y luego pasaron años y años en el segundo párrafo, y luego otros tantos en el tercer? ¿Crees que sólo la vista se le había nublado cuando regresó a la tienda? ¿Qué pudo haber sentido el anciano? Yo como lectora pude sentir sólo una ligera tristeza.
¡Más emoción a los textos, Megoz!
Saludos.
Me hubiera gustado un poco más de ambientación. De saber cómo era el viejo, de saber quién atendía la tienda, de saber porqué estaba encantado el bosque. ¿Qué pociones extraordinarias había realizado el viejo?. La literatura fantástica se caracteriza por los detalles que ambientalizan.
ResponderEliminarPareciera que el hechicero obtenía muy fácilmente las recetas de otros.
Buen trabajo, sigue adelante.